Un grupo de investigadores estadounidenses ha diseñado un índice para medir con criterios precisos la salud del matrimonio en un país. Se trata de una idea sencilla pero muy novedosa: igual que se utilizan variables para tomar el pulso a la economía de un país, ¿no se podría hacer lo mismo con el matrimonio?
The Marriage Index, auspiciado por el Institute for American Values y el National Center of African American Marriages and Parentig, reúne cinco indicadores que permiten hacer una foto robot sobre el estado actual del matrimonio en un país. Los autores analizan lo que ha ocurrido en Estados Unidos entre 1970 y 2008.
Loss cinco indicadores son: el porcentaje de adultos casados; la percepción de felicidad matrimonial; el porcentaje de matrimonios intactos; el número de nacimientos dentro del matrimonio; y el porcentaje de niños que viven con sus padres casados.
Al igual que los indicadores económicos, estos criterios sirven para hacer una evaluación en el tiempo. Si comparamos los resultados de un año con los de los precedentes, sabremos si hemos mejorado o si estamos empeorando. Si la situación va a peor, lo lógico es preguntarse: ¿qué podemos hacer para mejorar?
Los investigadores que se han unido para elaborar el índice proceden de diversas universidades y pertenecen a distintas tendencias políticas. No obstante, coinciden en que “el matrimonio es algo más que una simple relación privada entre dos adultos; es un bien social con serias implicaciones en el bienestar de los hijos”.
Y más adelante añaden: “Si el matrimonio consiste fundamentalmente en crear un vínculo entre adultos e hijos, cualquier índice que pretenda medir la salud del matrimonio debe captar la fuerza o la debilidad de ese vínculo”.
Por eso, en último término, los criterios seleccionados –sobre todo, los dos últimos– hacen referencia a la visión del matrimonio como una institución social que conecta a sexos y generaciones.
Incluso cuando el índice trata de medir algo tan personal como el grado de satisfacción de los cónyuges con su matrimonio, los autores advierten sobre las repercusiones que –para bien o para mal– tienen en los hijos: “Cuando la relación matrimonial de los padres sufre, los niños también tienden a sufrir”.
El índice en EE.UU.
El porcentaje de adultos que están casados es el primer indicador de la situación del matrimonio en un país. The Marriage Index toma a la población de Estados Unidos que tiene más posibilidades de iniciar un proyecto de vida en común (a partir de los 20 años) y menos de enviudar (por debajo de los 54).
Aunque el matrimonio sigue siendo el ideal de la mayoría de las parejas, este indicador revela un cambio de tendencia. Mientras que en 1970 el 78,6% de adultos estaban casados, en 2008 esa cifra bajó al 57,2%. Al mismo tiempo, la cohabitación ha crecido a marchas forzadas: de las 439.000 parejas de hecho que había en 1960, se ha pasado a los 6,4 millones de parejas en 2007.
El segundo indicador hace referencia al porcentaje de personas casadas que en las encuestas se declaran “muy felices” en su matrimonio. Pese a que los que se sienten muy felices son mayoría, las encuestas muestran que la calidad matrimonial ha descendido levemente del 67% en 1970 al 62% en 2000.
El índice se hace eco de un informe del sociólogo Norval Glenn, de la Universidad de Texas, que atribuye parte del descenso de la felicidad matrimonial a la erosión del ideal de permanencia conyugal (cfr. “The Recent Trend in Marital Success in the United States”, Journal of Marriage and Family 53, No. 2, 1991).
El tercer indicador es el porcentaje de primeros matrimonios que no se han roto. Aquí también se ha escogido a un segmento de la población (entre los 20 y los 59 años) para evitar computar a los viudos. La caída es pronunciada: en 1970 el 77,4% de los matrimonios permanecían intactos, mientras que en 2007 lo estaban el 61,2%.
No obstante, un dato positivo es que en la última década se ha producido un ligero aumento de la estabilidad matrimonial. Según los autores del índice, esto significa que es posible evitar que la cifra de matrimonios estables siga descendiendo.
El cuarto indicador se refiere al número de nacimientos dentro o fuera del matrimonio. En las últimas cuatro décadas, el número de nacimientos extramatrimoniales se ha disparado. En 1970 el 89,3% de los hijos nacieron de padres casados, mientras que actualmente la cifra es del 60,3%.
¿Da lo mismo nacer en un matrimonio que en una pareja de hecho o en un hogar monoparental? De acuerdo con los estudios citados en el índice, la respuesta es que no. Entre otras diferencias, la realidad sociológica indica que las parejas que cohabitan sin vínculo son más frágiles, con el consiguiente perjuicio para los hijos.
Un estudio revela que el 50% de los hijos nacidos en una unión de hecho ven separarse a sus padres antes de cumplir los 5 años, en comparación con el 15% en el caso de los hijos de parejas casadas (cfr. W. Bradford Wilcox et al., Why Marriage Matters: Twenty-Six Conclusions from the Social Sciences, Institute for American Values, Nueva York, 2005, p. 13).
Finalmente, el quinto indicador muestra el porcentaje de niños que viven con sus padres casados. Del 68,7% en 1970 se bajó al 60,5% en 2000, estabilizándose en un 61% en 2007. “Aún cuando el porcentaje de niños que viven con sus dos progenitores biológicos o adoptivos ha descendido desde el año 1970, es posible evitar que siga cayendo, tal como indica la estabilización de las últimas décadas”, dicen los autores.
En términos globales, The Marriage Index revela que la salud del matrimonio en Estados Unidos ha bajado del 76,2% en 1970 al 60,3% en 2008. Según los datos que aporta al índice The National Center of African American Marriages and Parentig, la situación se agrava en la comunidad afroamericana de ese país, donde la caída en ese mismo período ha sido del 64% a 39,6%.
¿Qué podemos hacer?
Una de las ideas que inspira a los autores del índice es que la situación del matrimonio en un país no es el resultado necesario de unas fuerzas sociales ocultas. Frente al fatalismo de quienes piensan que el aumento de las rupturas conyugales es inevitable, los autores creen que “podemos renovar el matrimonio como un compromiso para toda la vida con otra persona”.
Para mejorar el índice de salud del matrimonio en Estados Unidos, The Marriage Index recoge también una batería de 101 ideas dirigidas a padres, profesores, párrocos, políticos, líderes del movimiento pro-familia, profesionales de la opinión pública, etc.
Las ideas son de muy variada índole. Algunas pretenden reavivar la estima por el compromiso conyugal dentro del propio vecindario mediante la creación de programas de ayuda para matrimonios en crisis; cursos para enseñar estrategias de comunicación y resolución de conflictos; actividades comunitarias para fomentar que padres e hijos pasen tiempo juntos, etc.
Otras ideas se centran en la formación de los hijos adolescentes: explicarles el sentido del noviazgo; ayudarles a desarrollar una personalidad integral; darles a conocer modelos atractivos de conducta a través del cine y la literatura, etc.
También hay ideas dirigidas a influir en los debates públicos en torno al matrimonio: difundir el ideal de permanencia conyugal mediante campañas publicitarias; presentar el matrimonio como el ámbito idóneo para tener y educar a los hijos; vincular la preocupación actual por los niños con el apoyo al matrimonio, etc.
Ver la versión original del Marriage Index en PDF
Hay traducción española aqui
domingo, 24 de enero de 2010
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