Me han llamado la atención varios aspectos de la reunión que el Papa mantuvo en Roma, el 15 y 16 de febrero, con los obispos de Irlanda para tratar de la dolorosa cuestión del abuso de menores cometido por algunos sacerdotes en los pasados decenios.
Los sintetizo en estos tres: 1) la radicalidad con la que el Papa ha abordado el tema: no hay paños calientes ni consideraciones que puedan llevar a ocultar el dato objetivo de que se trata de crímenes; 2) el sentido de responsabilidad de los obispos irlandeses, que se asumen la culpa del fracaso para atajar eficazmente esos abusos (aunque en muchos casos, se trate de episodios lejanos en el tiempo); 3) la abundante cobertura informativa que se ha ofrecido de la reunión y la plena apertura a colaborar con la justicia civil.
Entre los numerosas crónicas y artículos publicados, me ha interesado lo que dice hoy Filippo di Giacomo en L'Unità, antiguo órgano del Partido Comunista Italiano. Se refiere a los prejuicios con que a veces se ha abordado el tema Iglesia y pedofilia, como si la culpa de los crímenes la tuviera el celibato. “En realidad, afirma, fuentes no confesionales fijan en el 0,3 por ciento el porcentaje de infamia para el clero católico, una cifra mucho más baja de la que afecta a otras categorías profesionales y a los ministros de otras religiones, los cuales al no ser católicos y al trabajar en tierras anglosajonas acaban –con toda justicia– ante los tribunales, pero son ignorados por la prensa, incluida la prensa católica”.
El veterano periodista Luigi Accattoli comentaba ayer en Liberal el dato positivo de que la Iglesia estuviera reaccionando, y enumeraba los pasos llevados a cabo por Benedicto XVI en estos casi cinco años de Pontificado. Anota Accattoli que ante el desolador panorama moral, la única institución que hace autocrítica es la Iglesia católica. Sin quitar nada a la gravedad de los casos, es significativo que “nuestra sociedad civil y política parece no advertir la corrupción omnipresente, el tráfico indecente y el prostíbulo que la están arrasando”.
Pienso que este episodio es una buena muestra práctica de una de las funciones del papado en la Iglesia, para aquellos que defienden a ultranza “la autonomía local frente a Roma”: si no hubiera sido por la reacción del Papa, la situación "local" estaría cada vez más empantanada, hubieran sido incapaces de salir del hoyo...
[A la espera de la publicación de la carta que el Papa ha escrito a la Iglesia de Irlanda, reproduzco en la segunda parte del post el comunicado con el que la Santa Sede informaba del final de la reunión].
* * *
“El 15 y el 16 de febrero el Santo Padre se encontró con los obispos irlandeses y con altos representantes de la Curia Romana para discutir de la grave situación surgida en la Iglesia en Irlanda. Juntos examinaron el fracaso durante muchos años de las autoridades de la Iglesia irlandesa para atajar eficazmente los casos de abusos sexuales de jóvenes por parte de sacerdotes y religiosos irlandeses. Todos los presentes han reconocido que esa grave crisis ha desembocado en el desmoronamiento de la confianza en la jerarquía eclesiástica y ha perjudicado su testimonio del Evangelio y sus enseñanzas morales”.
“La reunión se ha desarrollado con un espíritu de oración y fraternidad colegial y su atmósfera, franca y abierta, ha aportado directrices y ayuda a los obispos en sus esfuerzos para hacer frente a la situación en sus respectivas diócesis”.
“El 15 de febrero, por la mañana, tras una breve introducción del Santo Padre, cada uno de los obispos irlandeses presentó sus observaciones y sugerencias. Los obispos hablaron con franqueza del sentimiento de dolor y rabia, de traición, escándalo y vergüenza que les han manifestado en numerosas ocasiones las personas que han sufrido abusos. Un sentimiento similar de ultraje reflejaban también los laicos, sacerdotes y religiosos”.
“Los obispos han hablado también de la ayuda y la dedicación prestada en este momento por miles de voluntarios, laicos y preparados, para garantizar la seguridad de los niños en todas las actividades de la Iglesia y han subrayado que, si es indudable que los errores de juicio y las omisiones están a la base de la crisis, en la actualidad se han tomado medidas para garantizar la seguridad de los niños y jóvenes. Los obispos han recalcado asimismo su compromiso en la colaboración con los autoridades legales en Irlanda –del Norte y del Sur– y con The National Board for Safeguarding Children in Catholic Church in Ireland (Consejo Nacional para la Salvaguardia de los Niños en la Iglesia Católica en Irlanda) para garantizar que las normas, actividades y procedimientos de la Iglesia correspondan a las mejores prácticas en esta materia”.
“Por su parte, el Santo Padre observó que los abusos sexuales de niños y jóvenes no son solo un crimen atroz, sino también un pecado grave que ofende a Dios y que hiere la dignidad de la persona creada a su imagen. Conscientes de que la dolorosa situación actual no se resolverá rápidamente, el Papa exhortó a los obispos a afrontar los problemas del pasado con determinación y a hacer frente a las crisis con honradez y valentía. También expresó la esperanza de que este encuentro ayude a la unidad de los obispos y a capacitarles para que hablen con una sola voz a la hora de identificar los pasos concretos para curar las heridas de los que han padecido abusos, alentando a una renovación de la fe en Cristo y a restaurar la credibilidad espiritual y moral de la Iglesia”.
“El Santo Padre también se refirió a la crisis generalizada de fe que afecta a la Iglesia, que está unida a la falta de respeto a la persona humana y a cómo la debilitación de la fe ha sido un factor que ha contribuido de manera significativa al fenómeno de los abusos sexuales de menores. También subrayó la necesidad de una reflexión teológica más profunda sobre toda la cuestión, y dijo que es necesaria una mejor preparación humana, espiritual, académica y pastoral de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa, así como de los que ya han sido ordenados y consagrados”.
“Los obispos tuvieron la oportunidad de examinar y discutir el borrador de la Carta Pastoral del Santo Padre a los Católicos de Irlanda. Teniendo en cuenta los comentarios de los obispos irlandeses, Su Santidad completará ahora la carta, que se publicará durante la próxima Cuaresma”.
“Las discusiones concluyeron al final de la mañana del martes, 16 de febrero de 2010. Mientras los obispos regresan a sus diócesis, el Santo Padre ha pedido que esta Cuaresma se viva como un tiempo para implorar una efusión de la misericordia de Dios y de los dones del Espíritu Santo de santidad y fortaleza para la Iglesia en Irlanda”.
LaIglesiaEnLaPrensa.com
viernes, 19 de febrero de 2010
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