La Red se ha convertido en una amenaza para los regímenes dictatoriales. Si hubiera existido entonces, ¿cuánto tiempo habríamos tardado en conocer la existencia de los campos de exterminio nazis o del Gulag soviético? Pese al refinamiento de los métodos de censura, resulta casi imposible silenciar las voces discrepantes. Los recientes ataques a Google en China han puesto aún más de relieve la necesidad de aunar esfuerzos internacionales para blindar el derecho fundamental a la libertad de expresión.
Por boca de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el gobierno de Estados Unidos ha instado a las empresas norteamericanas a “tomar un papel activo y desafiar las exigencias de la censura de gobiernos extranjeros”, con ocasión del reciente ataque de los hackers a los servidores de una treintena de empresas estadounidenses en China, entre las que se encontraban Google, Adobe y una subcontrata de defensa del gobierno; y ha animado al sector privado a “ejercer su responsabilidad compartida a la hora de ayudar a salvaguardar la libertad de expresión”.
Hillary Clinton habla claro
Hillary Clinton ha salido en defensa de Google el 21 de enero, después de que, tras el ataque, decidiera dejar de censurar los resultados de su buscador en chino –restricciones que estaban en pie desde 2006– y amenazara con abandonar aquel país, además de posponer el lanzamiento en China de dos teléfonos móviles Android desarrollados en colaboración con Samsung y Motorola.
La responsable diplomática ha exigido a China que “acometa una investigación exhaustiva sobre las ciberintrusiones” y que las pesquisas sean transparentes. “Los países o individuos dedicados a lanzar ciberataques –añadió– deben enfrentarse a las consecuencias y la condena internacional”. “En un mundo interconectado, un ataque contra las redes de una nación puede ser un ataque contra todos”. Según la secretaria de Estado, la administración Obama aspira a “crear normas de comportamiento entre Estados e incentivar el respeto hacia las redes comunes globales”.
La secretaria de Estado ha reconocido que la libertad de expresión tiene límites y que hay que combatir la utilización de Internet para promover el odio, la pornografía infantil, el reclutamiento de terroristas y el robo de la propiedad intelectual. Pero estos problemas “no deben ser una excusa para que las autoridades violen sistemáticamente los derechos y la vida privada de los que utilizan la Red con fines pacíficos”.
Murallas cibernéticas
Las dictaduras de todos los tiempos han jugado con la propaganda y el control de la información como armas poderosas para ganarse adeptos, sembrar terror, y silenciar sus injusticias y las protestas que estas provocan. En una sociedad globalizada y tecnificada, cada vez es más difícil evitar que trascienda la información de lo que sucede en las antípodas del mundo. Internet, móviles, SMS hacen llegar verdaderos gritos de auxilio.
Aun así es posible crear murallas. Hillary Clinton lo expresa de esta forma: “La libertad ya no se define únicamente en función de que los ciudadanos puedan ir a la plaza pública y criticar a sus gobiernos sin miedo a sufrir represalias. Los blogs, el correo electrónico y los mensajes de texto han abierto nuevos foros para intercambiar ideas, y también han creado nuevos objetivos para la censura”. No digamos los teléfonos móviles, unos 4.600 millones en todo el mundo, más de la mitad provistos de cámara integrada.
Según un estudio de la organización OpenNet, formada por las universidades de Oxford, Cambridge, Harvard y Toronto, 25 países ejercen la censura de webs con “contenidos políticos o sociales peligrosos” –como los denominan sus gobiernos– e incluso impiden el acceso a YouTube o Google Maps. Todo ello gracias a la escandalosa colaboración, en la mayoría de los casos, de empresas occidentales, que filtran información “incómoda” para poder hacer negocios allí. La secretaria de Estado de EE.UU. se ha referido indirectamente a esta cuestión: “La censura no debería ser algo aceptable para ninguna empresa en ningún lugar”. “En EE.UU., las compañías deben ser más críticas”. “Cuando sus negocios puedan contribuir a mermar la libertad, deben distinguir qué es lo correcto y qué es un simple beneficio a corto plazo”.
El gobierno chino ha reaccionado vivamente al discurso de Clinton. Según la agencia France Press, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ha declarado: “Nos oponemos firmemente a esas declaraciones y actos que no respetan los hechos y son perjudiciales para las relaciones chino-americanas”. “El Internet chino es abierto, China es un país en el que el desarrollo de Internet es muy activo”.
China, líder de la censura
Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF) o Human Rights Watch (HRW) consideran a China como uno de los países más censores del mundo, el que ha encarcelado a más periodistas e internautas. En su ronda de final de año de 2009, RSF publicaba esta triste lista mundial: 151 bloggers y ciberdisidentes fueron detenidos, 61 atacados físicamente y uno murió en prisión. En comparación con 2008, el número de bloggers arrestados aumentó un 155%. El informe señalaba que China sigue siendo el líder de la censura de Internet en 2009.
Según publicaba la agencia EFE el pasado 4 de enero, redes sociales como Twitter o Facebook están censuradas en China, además de sitios relacionados con los derechos humanos o la represión en Tíbet y en Xinjiang, entre otras muchas, bajo la justificación del gobierno de que son vehículos para propagar el secesionismo y el terrorismo. Los grupos de libertad de prensa han denunciado que, en las llamadas campañas anti-pornografía del gobierno, se cancelan también los contenidos disidentes o críticos con el régimen, como sucedió en diciembre con la web pro derechos humanos China Voz del Pueblo (www.chinavoice.org).
Después de China sigue Corea del Norte. El régimen de Kim Jong-il se ha propuesto acabar con “aquellos que saquen o publiquen información del país por cualquier medio, incluido Internet”. En Túnez, la ley antiterrorista incluye actos como “influir en la política del Estado” ilegítimamente y “alterar el orden público”, por lo que colgar un vídeo en contra de la república conlleva pena de cárcel directa. Sin olvidar Irán, que durante las manifestaciones y revueltas ralentiza la velocidad de la conexión hasta el límite, lo que impide enviar hasta un correo electrónico. Incluso bloquea la señal de los celulares en ciertas zonas de la ciudad para evitar los SMS o MMS.
Censura en el mundo árabe
La Red Árabe para la Información de Derechos Humanos (ANHRI), según www.ifex.org, publicó una actualización regional de fin de año que documenta la represión de la libertad en Internet en 20 países árabes. El informe, “One Social Network, With a Rebellious Message” (Una red social con un mensaje rebelde) describe la forma en que los gobiernos bloquean y censuran Internet, y restringen el disenso al secuestrar, arrestar y torturar a los críticos en línea. Pero el informe además identifica a Internet como una herramienta imparable para combatir la represión. Examina la forma en que los blogs, Facebook, Twitter y YouTube se están usando para luchar por la libre expresión y denunciar la corrupción en el mundo árabe.
En la región árabe, hay 58 millones de usuarios de Internet, 150.000 blogs activos y 12 millones de usuarios de Facebook, según ANHRI. Egipto tiene 15 millones de usuarios de Internet y es además el país más represivo de los activistas de Internet. Arabia Saudita y Túnez se clasifican como los supervisores de Internet más opresivos.
La actividad internáutica en Cuba también pone nervioso al gobierno. Se llama blogosfera alternativa, y sus protagonistas son cientos de jóvenes que se han propuesto romper el cerco de la censura. La más conocida es Yoani Sánchez, quien acusó hace unos días a las autoridades de la isla, desde su portal digital Generación Y, de tratar de “silenciar” y “eliminar” a los blogueros que escriben desde Cuba y de “manipular” a los periodistas que trabajan en medios de comunicación del país.
“Les llevó tiempo comprenderlo –asegura Yoani Sánchez-, pero se están dando cuenta. Ya saben que para silenciar a un blogger no pueden usar los mismos métodos que lograron acallar a tantos periodistas. A estos impertinentes de la web nadie puede despedirlos de la redacción de un diario, ni prometerles una semana en Varadero o un auto Lada como compensación. A un blogger, para anularlo, hay que eliminarlo o intimidarlo”. “Las autoridades no se imaginaban que los ciudadanos apelarían a un recurso planetario para expresarse lejos de su alcance. Una red satelital que ofrece a quien se lo proponga la posibilidad de colocar sus opiniones de forma prácticamente ilimitada”.
Una voz que no se puede acallar
Sin las nuevas tecnologías, como recoge un reportaje de El Comercio Digital, “no se hubiera producido la ‘revolución verde iraní’ –difundida y organizada a través de Twitter– ni hubiera trascendido a la opinión pública la ola de protestas antigubernamentales encabezadas en Myanmar (antigua Birmania) por los monjes budistas –conocida como ‘la revolución azafrán’–, ni la brutalidad de la policía egipcia, ni la lapidación cerca de Mosul de una chica de 17 años de la secta yazidí por enamorarse de un musulmán y convertirse al islam, ni las irregularidades en las elecciones legislativas en San Petersburgo...”
Y tampoco otras noticias como las torturas de Abu Ghraib que sonrojaron al ejército norteamericano o la vileza de los interrogatorios a los presos de Guantánamo. Aunque, sin duda, el que más ha conmocionado al mundo ha sido el de la ejecución de Sadam Hussein. Al macabro momento sólo estaban invitados unos cuantos testigos... pero un móvil hizo público para el resto del mundo el ahorcamiento del dictador iraquí.
Otro de los testimonios más impactantes, y recientes, corresponde al tembloroso vídeo de 40 segundos del asesinato de Neda Agha-Soltan. La secuencia del cadáver bañado en sangre de la joven resistente iraní de 27 años, tiroteada por paramilitares de Basij, dio la vuelta al mundo en pocas horas. Ocurrió el pasado mes de junio. De ser una chica anónima, Neda se convirtió en mártir y símbolo conmovedor de la revuelta reformista”.
Cristina Abad Cadenas (Aceprensa)
miércoles, 27 de enero de 2010
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