jueves, 28 de enero de 2010

Vow, una promesa que se mantiene siempre

El matrimonio es algo más sublime que un simple contrato entre dos personas; está por encima de un compendio de derechos y deberes. El matrimonio es una alianza por la que, entre otras cosas, un hombre y una mujer se comprometen a darse el uno al otro con olvido de sí mismo. Un hombre y una mujer que encuentran la felicidad propia procurando la felicidad del otro.

Sobre este tema reproduzco una entrevista a Aníbal Cuevas, autor del libro “Más allá del sí, te quiero” (Editorial EIUNSA, colección Yumelia, 2007) quien también escribe sobre matrimonio en su blog personal www.seraudaces.es

Está muy extendida la idea del matrimonio como un contrato, en él se estipulan los derechos y deberes de cada parte y las condiciones para la ruptura. ¿Qué nos puedes decir sobre esta idea?

Hace algunos meses compré en Nueva York, un libro sobre matrimonio. Aproveché la primera hora libre que tuve en el hotel para comenzar su lectura. No conocía el significado de una palabra, vow, que se repetía para referirse al matrimonio. Pregunté al conserje del hotel. Me explicó que significaba promesa.

Continué leyendo y apareció la palabra promise en contraste con vow. Bajé al hall del hotel y le pregunté a un maletero cuál era la diferencia.

Promise , me dijo, puede servir para concertar una cita a las ocho. Si no puedo acudir, no pasa nada grave. Vow, afirmó, es el compromiso que adquiero con mi padre en su lecho de muerte. Haré todo lo posible por cumplirlo. Y siguió: “Vow es la promesa que Dios les hizo a Moisés y a Abraham, una promesa que nunca se rompe y que siempre se mantiene pase lo que pase, algo de lo que podemos estar seguros”.

En un mundo material se hace necesario que el matrimonio se manifieste en un contrato, sin embargo es vow, una alianza, la entrega a otro. “Mis” derechos y “mis” deberes se sitúan en otra dimensión y pasan a un segundo plano.

¿Cómo se compagina el matrimonio en su dimensión de alianza y en su consideración como contrato?

La alianza de un hombre y una mujer, por medio de la cual se dan el uno al otro tienen unas especiales consecuencias para la sociedad. No se regula jurídicamente la amistad; sin embargo, el matrimonio sí. La razón no tiene que ver con lo afectivo o sentimental. No se regulan los sentimientos. Por medio del matrimonio lo que el derecho pretende proteger es la vida nueva que surge de la relación de un hombre y una mujer. Se trata de dotar a los hijos de un espacio estable que les garantice seguridad física, afectiva y psicológica. La mujer, por su propia naturaleza, asume las responsabilidades propias de la maternidad como algo natural. En el varón no es así naturalmente, el vinculo matrimonial supone un despertador y un compromiso para que el padre asuma y ejerza su paternidad; ayuda al padre a adquirir conciencia de su responsabilidad en la educación y cuidado de sus hijos.

¿Piensas que es importante para la sociedad que existan matrimonios estables? ¿Las rupturas afectan a la sociedad o son algo que sólo afecta a los esposos?

El matrimonio supone un compromiso muy fuerte, aunque es cierto que se trivializa con demasiada frecuencia. Las legislaciones divorcistas facilitan una mentalidad contractualista del matrimonio, generan la idea de que se puede tomar una decisión que en cualquier momento se puede revocar.

El matrimonio es un bien para la sociedad y, por tanto, debiera ser protegido, cuidado, blindado. Citaré algunos de los motivos por los que pienso que el matrimonio debe ser protegido:


- es el origen de relaciones interpersonales fuertes e indisolubles: paternidad, maternidad, conyugalidad, filiación, fraternidad..... Tener padres, hermanos, tíos, primos, abuelos, etc... proporciona una gran seguridad a las personas. Supone saberse apoyados y ayudados en caso de necesidad.

- esas relaciones generan una red social muy fuerte y cohesionada. Las sociedades con familias fuertemente estructuradas en torno al matrimonio son más solidarias y más libres.

- “los padres casados educan mejor”. Es una afirmación que han hecho, entre otros, el Institute for Public Policy Research, Think Tank del partido laborista británico.

- el matrimonio es una escuela de resolución de conflictos. Cuando se tiene asumido el compromiso que se ha adquirido al casarse es más fácil buscar soluciones civilizadas a los problemas. Cada día hay miles de hombres y mujeres que resuelven sus diferencias de manera respetuosa y pacifica por la sencilla razón de que se quieren querer.

- es muy eficaz en la lucha contra la “violencia doméstica”. Las estadísticas demuestran año tras año que la violencia contra la mujer es, de media, diez veces menor en los matrimonios que en otro tipo de relaciones.

- es la base de la sociedad del bienestar. Son las familias quienes ofrecen apoyo y ayuda a sus miembros parados, a los enfermos, a los niños y ancianos.

En resumen, es la familia la que garantiza que seamos personas y no simplemente individuos aislados. Charles Taylor, filósofo canadiense, afirma que la recuperación de la familia es necesaria para no caer en el “individualismo atomista”.

¿Piensas que el matrimonio está en crisis? ¿puede ser el problema que no se ha sabido adaptar a los tiempos?

El número de divorcios aumenta sin parar, también lo hace el número de parejas que viven sin estar casados. Pudiera parecer que el matrimonio está en crisis, sin embargo existen muchísimas más parejas que viven casados y felices. No creo que el matrimonio esté en crisis, todo lo contrario, pienso que es la solución a muchos de los problemas que se plantean en la actualidad. Son los matrimonios estables los que generan personas más equilibradas y, por lo tanto, más felices.

El matrimonio como institución no está en crisis. La unión estable y comprometida de un hombre y una mujer es el ámbito perfecto para crecer como personas, para saberse queridos y aceptados y para que nazcan nuevas vidas.

Es cierto que el matrimonio debe adaptarse a los nuevos tiempos. Debe saber combinar lo que le es fundamental con aspectos que no contradicen, y muchas veces enriquecen, lo que significa. Es bueno replantearse el papel de la mujer en la sociedad y en el trabajo fuera de casa, es bueno que los roles en el hogar no sean estancos, es bueno fomentar las relaciones de confianza entre padres e hijos. El matrimonio y la familia no son algo estático sino dinámico, como las personas que los componen.

La esencia del matrimonio, su naturaleza, origen y fines es lo que no puede cambiar. Si se hiciera ya no hablaríamos de matrimonio, sino de otra cosa. Soy firme partidario de reivindicar la Denominación de Origen (D.O.) para el matrimonio.

El matrimonio es la unión estable y comprometida de un hombre y una mujer en orden a amarse y ayudarse mutuamente, así como el ámbito ideal para tener hijos. Extender esta realidad a otro tipo de relaciones no significa adaptarlo, sino deformarlo, difuminarlo.

¿Cómo se entiende que quienes durante años atacaron la familia y el llamado “matrimonio tradicional” como algo anacrónico que esclavizaba a la mujer y oprimía a los hijos, ahora lo defiendan y lo extiendan a otras realidades?


Yo creo que quienes así actúan no defienden el matrimonio y la familia, sencillamente han variado la táctica. Desde sus orígenes el marxismo y otras ideologías atacaron ambas instituciones de frente; ahora, al comprobar que de esa manera no las socavan, han variado su metodología: “si no puedes con ellos, únete a ellos”; ahora utilizan el caballo de Troya.

Las ideologías anti-familia, el marxismo y el feminismo radical en su nueva versión denominada “ideología de género”, han entendido que la mejor manera de acabar con el matrimonio es diluirlo en la nada: si todo es matrimonio, nada es matrimonio. Así, con una supuesta “extensión de derechos”, consiguen aparecer como muy sociales y defensores de algo, y ocultan que van en contra.

El matrimonio y la familia siempre han supuesto un freno a las principales ideologías que prefieren a las personas aisladas (capitalismo radical) o en grupo (marxismo), para que en cualquier caso piensen poco y cubran la necesidad natural de seguridad que proporciona la familia con la protección del Estado o el consumo desenfrenado.

¿Crees que las ideologías son el principal enemigo de la familia?

Conviene conocer esta realidad para saber argumentar en sociedad y para entender porqué se aprueban determinadas leyes, etc. Sin embargo creo, con Chesterton, que el principal enemigo del matrimonio y la familia se encuentra en el interior de la misma: son el aburrimiento, la monotonía, el egoísmo, la falta de ilusión. El problema y, a la vez la solución, somos las personas, cada uno de nosotros.

¿Porqué, a pesar de los embates del ambiente, sigue habiendo familias estables, unidas, felices? Sencillamente porque viven pendientes unos de otros, porque se saben queridos y quieren, ponen los medios para superar las dificultades. Los matrimonios con éxito no son aquellos que no tienen problemas, sino los que los solucionan.

Por último, y para ser prácticos ¿que aconsejarías a los lectores para que su matrimonio sea feliz?


No existen recetas, pero si hay detalles que se pueden vivir cada día y que ayudan. Casarse no es simplemente decir sí un día. Amar es un verbo de acción, para amar hay que amar. Se ama amando.

La lucha personal por ser mejores: más ordenados, generosos, leales, sencillos, alegres, optimistas son una buena base para una vida matrimonial feliz. Las virtudes hay que vivirlas cada día en detalles concretos, no son algo teórico.

La fuerza del matrimonio es el amor y éste va muy de la mano del sentimiento. Lo fundamental en el amor no es sentir, sino querer, pero hay que considerar que los sentimientos son un estupendo motor. Recomiendo a los esposos que a lo largo del día enardezcan sus sentimientos hacia su cónyuge. Que fomenten los deseos de volver a casa, que se mantengan en contacto durante el día por medio de alguna llamada, SMS, escribir alguna nota o carta, pasear juntos, cuidar la propia imagen (higiene, vestido, etc.) no por vanidad, sino para agradar al otro, recordar los buenos momentos del pasado y esperar con optimismo el futuro pisando con firmeza el presente.

Detalles de convivencia: hacer aquello que le gusta al otro, vivir la fidelidad en lo pequeño, en lo cotidiano, recuperar el sentido del señorío, la caballerosidad y lo femenino. Son muchas las posibilidades que se nos ofrecen, sólo hace falta querer y buscar ayuda, una de ellas puede ser leer un buen libro que dé ideas y tomar notas para ponerlas por obra.

No, definitivamente el matrimonio no está en crisis. Es más necesario y actual que nunca y el éxito depende de cada uno de los esposos.

Carlos Azarola

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